lunes, 18 de marzo de 2013

¡Segundo Informe!

El Régimen Ruizcortinista y la Inviabilidad del "Desarrollo Autónomo" y Las Luchas  Magisteriales de 1956 a 1958.


En estas otras dos partes nos menciona el libro que los movimientos de 1958 se realizarían dentro de una coyuntura marcada por el cambio de poderes federales, había también otro tipo de fenómenos, de naturaleza esencialmente económica, que corrían por debajo dela superficie y que, al incidir en la definición del Estado y en el rumbo de la acción gubernamental frente a los acontecimientos de 1958, resultarían determinantes para el rumbo de dichos movimientos.

En ese momento, el desarrollo autónomo para México se veía en los altos círculos del poder como una mera formula o en el mejor de los casos como una meta inalcanzable aun a mediano plazo. Cuando el presidente Alemán dejaba el poder, aparecían ya signos desalentadores en la economía del país. No dejaba de ser curioso que el hombre que lo iba sustituir pareciera concordar perfectamente con el tono del periodo que le tocaba gobernar. En efecto, Adolfo Ruiz Cortines era un hombre modesto, austero y eminentemente conservador. La floreciente prosperidad de alemanismo y sus funcionarios joviales y dispendiosos habían quedado atrás.

Las consecuencias económicas inmediatas fueron muy fuertes. La salida de dólares del país se aceleró, y el valor de las exportaciones continúo disminuyendo. Por otra parte, el aumento de los precios fue considerable ya que los precios aumentaron de un 9% a un 14%.
Sin embargo, algunos efectos secundarios de la devaluación y, fundamentalmente, la recuperación de la economía norteamericana, a finales de 1954, permitieron que se reanudara el ritmo del crecimiento de la producción brutal total de México.



El gobierno de Ruiz Cortines se mostraba cauteloso, en cuanto al financiamiento del presupuesto federal a través de medios inflacionarios. Por otra parte, no se llevo a cabo una reforma fiscal que permitiera al Estado contar con mayores recursos, a causa del temor de que esto pudiera hacer disminuir el ya mermado monto de las inversiones privadas. Ante esta situación, y a partir de la convicción de que la inversión del Estado no podía detenerse, se acudió al financiamiento externo.

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